Los mexicanos somos agachones y jodidos

Los medios de comunicación son, en su expresión más noble, un conjunto de herramientas para servir a la sociedad, informando y acreditando los hechos que en el acontecer diario suceden en el entorno en que vivimos, así como en la vida mundial. 

Un medio se degrada cuando hay intereses mediocres y carentes de cultura, así como de intelecto. 

Los mexicanos somos agachones: nos creemos el Teletón, nos gusta ver Sabadazo, queremos ver bailar a las estrellas de la farándula lo mismo que ver fantasmas chafas captados por lentes manipuladas. Somos esclavos de una televisión para jodidos. 

Queremos pan y circo. 

Quiero verle los senos a las vedettes que aparecen en las telenovelas y los shows en vivo, pero me indigna vérselos a una mujer que hace una protesta afuera de una institución de gobierno que, paradójicamente, se muestra en los noticieros de esas mismas cadenas de televisión barata y decadente.

Y ahora el colmo.

Ya desde antes, Celia Lora había experimentado el horror de ésa televisión (que terminó por tragársela e hizo caer su vida en el absurdo) que saca provecho de la desgracia. Nosotros los pobres, ustedes los ricos. Es la idiosincracia del mexicano: El chavo del ocho, Carlos Slim, Paquita la del Barrio, Jorge Kawaghi, La Vírgen de Guadalupe, el Himno Nacional.

Ni siquiera tenemos los derechos de autor de nuestro propio himno.

Cuando observé el vídeo de Feliciano ("Manuelito" como le llamaron en un principio), me indigné por el sólo hecho de ser abusado por un adulto. Después, el coraje me invadió al reflexionar y pensar que ese niño es víctima de un sistema gubernamental jodido que lo obliga a trabajar porque no hay para útiles escolares, pero sí para las grandes primas de los diputados de todos los niveles de gobierno. Los medios, efectivamente, fueron los que ayudaron a denunciar el hecho. Hasta ahí, cumplieron con su cometido: informar y denunciar para que se hiciera justicia. Sin precedentes, todas las instituciones (incluída la CNDH) se movieron para aprovechar la situación y situarse como 'los ángeles guardianes' de un pobre niño indígena. Enseguida se ofrecieron becas y ayudas. La misma Gaviota Presidencial abogó porque se diera seguimiento al caso.

Después, la decepción.

No me refiero a la Selección (de la cual escribiré en otra ocasión). Me refiero a que los medios se inclinaron por hacer de una tragedia todo un espectáculo. Ahora entiendo a los Tarahumaras, Tzotziles, Kiliwas, Purépechas, Mazahuas y a todas esas etnias que buscan persistir sin entrar en nuestro mundo jodido. Ahora entiendo su orgullo. Ahora entiendo su miedo de ser como nosotros. Y nosotros, que nos creemos lo Top of the Class, todavía los miramos con desprecio.

Estamos Jodidos, Mexicanos...

Fuente: http://www.proceso.com.mx/?p=348852

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